Los padres de niños, jóvenes y adultos autistas suelen tener
necesidades de apoyo emocional, psicológico, económico y profesional.
Independientemente del tipo de necesidad, es importante señalar que estas
familias suelen considerar que tienen poco apoyo social.

A menudo las familias desconocen los recursos disponibles
para satisfacer sus necesidades, pero una buena adaptación de la familia a los
acontecimientos estresantes radica en su capacidad para compartir
preocupaciones, reconocer sus necesidades y utilizar los recursos disponibles.
Estas familias necesitan un sistema de apoyo social que les ayude en el proceso
de afrontamiento y les permita adaptarse a los retos que supone cuidar de un
niño/joven autista.

El contacto con otras familias con hijos en una situación
similar puede ayudar en la adquisición de estrategias para tratar con el
niño/joven, en los sentimientos de frustración y apoyo, así como en la
capacidad de movilizar y dar a conocer elementos de la red de apoyo formal
(profesionales, servicios…).

Algunas clínicas, asociaciones y servicios hospitalarios
disponen de grupos de padres destinados a compartir experiencias, dinamizados
por un profesional especializado en el área. Este profesional debe capacitar a
los padres en la toma de decisiones para que, cuando surja una dificultad, se
articule con la familia en una lógica de resolución de problemas, con el
objetivo de ser cada vez más eficaces y autónomos.