El uso del lenguaje puede ser complejo, ya que es subjetivo,
dinámico y está en constante evolución. El lenguaje inclusivo es aquel que se
centra en la persona como individuo, en lugar de centrarse en las
dificultades/discapacidades que pueda tener. Cuando se trata del lenguaje y las
expresiones que hay que utilizar, es importante respetar, escuchar y aprender
de la comunidad autista.
Cuando no estés seguro de cómo identificar o dirigirte a
alguien del espectro autista, pregúntale cuál es su preferencia.
Aunque no podemos generalizar, te dejamos algunos consejos:
– Algunas personas prefieren utilizar un lenguaje que ponga a
la persona en primer lugar (persona del espectro autista), mientras que otras
consideran que el autismo es una parte innegable e integral de lo que son. En
este último caso, el autismo se acepta como algo totalmente entrelazado con la
identidad de la persona y no como algo que pueda separarse (persona autista).
– También se considera la necesidad de extinguir algunas
etiquetas como “alto funcionamiento” y “bajo
funcionamiento”. La idea de bajo o alto funcionamiento puede minimizar las
necesidades de apoyo o dificultar el acceso a éste. Etiquetar a una persona
como “escasamente funcional” implica que es de algún modo
“inferior” y pone el énfasis sólo en lo que no puede hacer. Etiquetar
a una persona de alto funcionamiento puede generar la expectativa de que esta
persona se enfrenta a pocos retos y, por lo tanto, no necesita apoyo. Otro
término que cayó en desuso fue “Asperger”, ya que todos los
diagnósticos actuales se consideran parte del espectro autista.
– Hay algunas palabras que se refieren a las personas
autistas, así como a otros individuos, que son ofensivas e inaceptables
(incapaz, perturbado…). También debemos evitar cualquier tipo de lenguaje que
suponga que una persona con discapacidad está viviendo una experiencia negativa
(víctima de, portador de, padece…). Para las personas con discapacidad, un
entorno o circunstancia puede constituir una barrera o limitación, por lo que
discapacidad/dificultad se refiere a la interacción con estas mismas barreras,
que dificultan el progreso de la persona. No es el propio individuo quien
constituye una barrera y, por tanto, no es correcto utilizar el término
“discapacitado”.
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