El autismo, o espectro autista, se caracteriza por un cambio
en el desarrollo neurológico, que se manifiesta no sólo en la infancia, sino a
lo largo de toda la vida (Frith, 2003). Implica un conjunto de dificultades en
diferentes áreas, como la comunicación, la interacción social y el
comportamiento. También pueden estar presentes algunas dificultades
emocionales, cognitivas, motoras y sensoriales (Whitman, 2019).
El autismo no es una enfermedad, sino una condición del
neurodesarrollo, en la que existe una diferencia en el nivel de procesamiento
de la información. Esto significa que el cerebro autista se ha desarrollado de
forma diferente. De este modo, el cerebro autista puede tener más dificultades
para filtrar cierta información sensorial, incluidos ruidos, luces, olores, y
por lo tanto tiene que hacer un esfuerzo adicional para procesarlo todo al
mismo tiempo. El autismo se expresa de distintas maneras en distintas personas.
Lo más importante es que se reconozca a cada autista como persona y se respete
su individualidad.
Muchas personas del espectro autista se sienten presionadas a
fingir que no son autistas. Muchas de ellas invierten diariamente un esfuerzo
considerable en vigilar y modificar su comportamiento, observando a otras
personas e imitando conductas, formas de vestir, de hablar, de relacionarse,
etc. (Vasconcelos, 2022). Llamamos a este fenómeno “enmascaramiento”
y puede ser extremadamente agotador.
Si conoces a alguien autista, puedes decirle que puede
confiar en ti para hablar abiertamente de este tema y no disfrutar/juzgar
cualquier comportamiento que, desde tu perspectiva, puedas encontrar extraño
para el contexto en el que ellos se encuentran. Ser capaz de tener un amigo en
quien confiar te hará sentir libre y cómodo con quien eres!